Esta propuesta de interiorismo residencial enaltece la sensación de vivir en una casa, alejándose del ambiente de un departamento. Con una superficie de 350 m2, se generan ambientes de amplitud, unidos por tonalidades cálidas, pero que mantienen el gusto particular del usuario, que busca un orden cuidadoso del espacio. 

Los espacios priorizan la calidez y serenidad, y se jerarquizan mediante cambios visuales y sensoriales. La madera y el mármol travertino como protagonistas del proyecto, conviven y generan una dualidad que enriquece la experiencia de los usuarios y los invita a descubrir el proyecto.

La selección del mobiliario y decoración mantiene un lenguaje sobrio, que crean un contraste complementario en tonalidades francas, integrándose de manera balanceada con el espacio. Los espacios de convivencia se desenvuelven en un formato de doble altura, favoreciendo la entrada de iluminación natural y remates visuales de piso a techo.

Las áreas de descanso se concentran en la planta alta, manteniendo la atmósfera de calidez y sobriedad que caracteriza al proyecto. En la recámara principal, las carpinterías se convierten en un punto focal, permitiendo la versatilidad del espacio. En segundo plano, el baño principal destaca por su amplitud y tonalidades pétreas, promoviendo un ambiente estilizado que acompaña al usuario en su rutina.

La terraza se concibe como una extensión de los espacios habitables, donde la vegetación, la materialidad y el mobiliario generan una atmósfera contemplativa. Este espacio suaviza la entrada de iluminación natural al interior de la vivienda, y extiende el área social al exterior.